En un país marcado por la crisis eléctrica, las empresas privadas de energías renovables esperan un marco legal que permita ofrecer soluciones residenciales. La ONG Venezuela Solar pide al gobierno nacional que exonere algunos aranceles de importación de componentes necesarios para los sistemas de energía solar. Un sistema fotovoltaico autónomo residencial cuesta miles de dólares.
Por Alma Rivero
En Venezuela la falta de suministro eléctrico ha llevado a una situación crítica que requiere soluciones urgentes. Los constantes apagones ocasionan daños significativos y es indispensable buscar alternativas sostenibles.
Por mencionar un ejemplo, en el estado de Zulia, ubicado al noroeste de Venezuela, la temperatura puede alcanzar hasta los 40ºC y algunos días la sensación térmica llega a superar los 51ºC. Para enfrentar estas fuertes temperaturas, gran parte de la población contaba con, al menos, un aire acondicionado en su hogar o negocio, no obstante, los constantes apagones han ocasionado daños irreparables a estos equipos electrodomésticos.
Carmen Matheus vive en Zulia y observa con preocupación un aire acondicionado recién comprado que aún permanece en su sala sin instalar. “Me da miedo conectarlo porque ya se nos han dañado dos aires y una refrigeradora por los apagones”.
El gobierno ha dicho que parte del problema es que no existe una cultura de ahorro energético o que hay resistencia al pago de facturas por electricidad. Por su parte, algunos venezolanos consultados por Climate Tracker en diferentes estados del país aseguran que hay poca voluntad por parte de las autoridades para buscar soluciones alternativas, en vez de seguir dependiendo del deteriorado Sistema Eléctrico Nacional.
Javier, ingeniero eléctrico especialista en eficiencia energética, prefiere no revelar su verdadera identidad por trabajar en una institución del Estado; aún así, manifiesta que “la energía fotovoltaica es una alternativa económica para satisfacer la demanda eléctrica de los venezolanos, tanto si se realiza de forma masiva, a través de granjas solares, o con sistemas unifamiliares. El gobierno lo sabe, porque Maduro (presidente de Venezuela) habla de llevar la energía solar a la comunidad, pero seguimos padeciendo por falta de electricidad”.
En medio de este escenario, emergen empresas privadas que ofrecen servicios de energías renovables como alternativa. Sin embargo, la falta de políticas gubernamentales y regulaciones en el sector plantea interrogantes sobre el lugar que ocupará la iniciativa privada en la transición energética del país.
Planteamientos
En Zulia, la falta de servicio eléctrico es catalogada por la autoridad regional como una crisis humanitaria, aunque es solo un reflejo de lo que ocurre en Venezuela. Desde que inició el año 2024 la administración de carga, como denomina la Corporación Eléctrica de Venezuela (Corpoelec) a los racionamientos, ha alterado significativamente la vida de los venezolanos.
Para intentar adaptarse a esta realidad, algunas organizaciones no gubernamentales, como la asociación civil Venezuela Solar, comenzaron una serie de acciones que van dirigidas principalmente al acoplamiento legal de las iniciativas privadas que intentan ofrecer soluciones a través de energías alternativas.
Venezuela Solar reúne a un grupo de profesionales del derecho, la ingeniería y otras áreas que apuestan por el desarrollo de energías renovables en el país. Durante un evento realizado en el estado Zulia, Vileana Melean, impulsora de esta ONG, destaca que sí existe solución a la crisis eléctrica del país, por lo que presentan tres planteamientos puntuales al gobierno nacional.
“Buscamos que el gobierno nacional importe de manera masiva todos los componentes del sistema fotovoltaico porque existe un convenio China – Venezuela; proponemos que se exonere algunos impuestos por concepto de importación e IVA; y que se genere una política crediticia que permita a todas las familias venezolanas contar con un sistema fotovoltaico”, destaca Melean.
La profesional del derecho hace referencia al hecho de que algunas empresas privadas ya ofrecen servicios de sistemas fotovoltaicos autónomos en Venezuela para satisfacer la demanda de energía eléctrica. Ahora bien, “estos no pueden ser un privilegio, sino un derecho”.
En cuanto a la generación de una política crediticia, es una propuesta que ya algunas entidades bancarias han considerado. En 2022 un reconocido banco del país presentó como producto el “crédito sostenible”, dirigido a “apoyar a los clientes empresas en su transición hacia modelos productivos más sustentables, renovables, de autoconsumo y eficiencia energética”. Así lo expresan en su sitio web.
Sistemas fotovoltaicos autónomos
Climate Tracker consultó a especialistas y empresarios para conocer las implicaciones de estas alternativas en una Venezuela sumergida en una crisis económica y sin una regulación sobre el tema.
Durante el evento de la ONG Venezuela Solar, el ingeniero Lubio Cardozo explicó que un sistema fotovoltaico autónomo produce energía eléctrica para satisfacer el consumo de cargas no conectadas a la red. Para ello utiliza los paneles solares, baterías acumuladoras de energía e inversores que transforman la corriente continua en corriente alterna, es decir, transforma la energía solar en electricidad.
Cardozo añadió que los inversores pueden conectarse con la red, funcionar de manera aislada o ser híbridos para permitir ser autónomos o conectarse a la red de acuerdo a la necesidad.
Ricardo Hernández, ingeniero especializado en instalación de unidades fotovoltaicas, explicó a Climate Tracker que para que una unidad fotovoltaica autónoma pueda conectarse legalmente al Sistema Eléctrico Nacional de Venezuela, debe ser regulada por Corpoelec. Este es uno de los obstáculos que se presentan por la falta de una normativa legal que regule el uso de las energías renovables por parte de la empresa privada.
En búsqueda de soluciones
A pesar de los desafíos que representa la transición energética en Venezuela, la iniciativa privada ha comenzado a jugar un papel importante en la búsqueda de soluciones energéticas sostenibles.
El economista Carlos Guillén dirige una empresa que ofrece servicios de eficiencia energética e instalación de proyectos de energía solar. En entrevista con Climate Tracker cuenta que en Venezuela existe mercado para la promoción de soluciones energéticas renovables por parte de empresas privadas. “La demanda es alta debido a la crisis eléctrica que se vive en el país, sin embargo, tiene un condicionante y es que tiene un costo muy elevado”, señala.
Esta empresa que ofrece servicios de energías renovables, tiene una cartera de clientes que incluye bancos, canales de televisión, industrias y centros comerciales. Sin embargo, el costo de instalación es alto, lo que no permite la masificación de este servicio para uso residencial.
La instalación de un sistema fotovoltaico residencial cuesta miles de dólares y depende de los artefactos y espacios de la vivienda, mientras que en el país el sueldo mínimo establecido no supera los cuatro dólares por mes. Es por esta razón que en Saget, la empresa dirigida por Guillén, reciben con frecuencia solicitudes de presupuesto para sistemas fotovoltaicos residenciales, pero la negociación no se concreta a causa del costo del servicio.
Esta información contrasta con el comentario de Javier, citado anteriormente, quien mencionaba que la energía fotovoltaica era una solución más económica. Para comprenderlo un poco más, Melean explica que la falta de leyes que regulen los aranceles de importación es lo que eleva los costos de este servicio.
Respecto a la falta de regulación legal en esta materia, Guillén agrega que las normativas también son necesarias para controlar la calidad de los componentes recibidos del exterior. Actualmente, se espera por la aprobación del anteproyecto de Ley de Energías Renovables y Alternativas, que reposa en la Asamblea Nacional.
Transición energética por necesidad
Para el empresario zuliano, Augusto Pradelli, la transición energética en Venezuela se está dando por necesidad y el sector privado es el principal promotor. Durante la pandemia, y en medio de una profunda crisis en el país por la falta de combustibles, Pradelli desarrolló junto a su equipo el primer prototipo de automóvil que funciona de forma híbrida con batería eléctrica y panel solar.
“La falta de gasolina en el país nos impulsó a crear los carros eléctricos, pero luego comenzó a fallar la energía eléctrica, entonces comenzamos a hacer carros solares”, cuenta Pradelli, quien inició el desarrollo de estos vehículos como solución para mantener operativo su negocio durante la pandemia.
El también cineasta relata a Climate Tracker que “comencé transformando un carrito de golf, pero luego fuimos avanzando”. Actualmente, cuenta con un carrito de comida que funciona exclusivamente con energía solar y señala que, aunque la inversión inicial puede ser costosa, el ahorro en mantenimiento permite un retorno de la inversión.
Pradelli agregó que aunque su trabajo fue reconocido por el gobierno nacional, ha tenido que hacer frente a limitaciones que se desprenden de la falta de regulación. Estas limitaciones legales van desde el hecho de no existir una ley que regule la circulación, hasta la inexistencia de un marco legal y económico que incentive a inversionistas extranjeros a impulsar la optimización, desarrollo y producción de estos vehículos. “He tenido inversionistas interesados en el modelo pero con temor por las condiciones actuales del país. Estos son modelos sostenibles y menos contaminantes”, puntualiza.
Pradelli agrega que para lograr una transición sostenible hacia las energías renovables en Venezuela, es necesario establecer mecanismos que fomenten la inversión y promuevan la participación activa del sector privado.
Deber del Estado
El Plan de la Patria 2019-2025 define como objetivo estratégico el diseño de un plan nacional de adaptación que permita al país prepararse para los escenarios e impactos climáticos. En el objetivo histórico número cinco descrito en dicho plan destaca: “Contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana”, así como “impulsar la generación de energías limpias, aumentando su participación en la matriz energética nacional y promoviendo la soberanía tecnológica”.
Así lo menciona la propuesta de Ley que se presentó en el estado de Mérida para apalancar la discusión del actual anteproyecto de Ley de Energías Renovables y Alternativas. A pesar de lo descrito en el Plan de la Patria, la realidad venezolana es otra.
Aunque el mayor porcentaje de producción de energía eléctrica en Venezuela es hidráulica, el sistema de distribución de dicha energía comprende una serie de termoeléctricas altamente contaminantes. Por otra parte, la realidad socioeconómica del país ha sido determinante en la ralentización de la transición hacia las energías renovables, aunque esta sea un deber del Estado.
Entre los años 2005 a 2013, a través del programa Sembrando Luz, hubo algunas iniciativas gubernamentales que incluían sistemas autónomos de generación eléctrica utilizando energía solar y eólica, aunque muchos de estos quedaron inoperativos.
Este enfoque descentralizado podría permitir a los usuarios generar su propia energía, reduciendo su dependencia del Sistema Eléctrico Nacional y fomentando la autonomía energética. Para ello, se requieren políticas claras que respalden esta iniciativa cuando proviene de sectores privados, asegurando la calidad de los equipos, la conexión a la red y la compensación adecuada por el exceso de energía generada.
La suma de esfuerzos
En el marco de esta realidad, se propuso el lanzamiento de la Cámara Venezolana de Energías Renovables (CAVENER), una iniciativa que agrupa a personas y empresas que promueven la transición energética en el país. Durante la transmisión del lanzamiento de la CAVENER, disponible en el canal de YouTube del IESA, Federico Fernández, director ejecutivo del Centro Internacional de Energía y Ambiente IESA (CIEA) y director general de Otepi Renovables destacó: “Respecto a la generación de la energía eléctrica el uso de las energías renovables ha tenido una expansión, aunque hay sectores como la industria y el transporte que presentan mayor dificultad para la electrificación”.
Además, Fernández resaltó en ese entonces que “no hay transición energética sin transmisión eléctrica”, y que en el sector eléctrico está clara la necesidad de producir toda la generación limpia que se pueda porque resulta más económico para la generación centralizada. “Pero no nos podemos quedar ahí porque la generación centralizada tiene unos costos implícitos y entonces comienza todo el mundo a tener autogeneración, eso en el sector eléctrico”.
Por su parte, el ingeniero Nelson Hernández, también presente en el evento de la CAVENER, menciona que “la naturaleza ha premiado a Venezuela con recursos energéticos de todo tipo”, sin embargo, la nación “nunca ha tenido una política energética, lo que ha tenido es una política petrolera”.
Recursos suficientes
Venezuela tiene un potencial de energías renovables suficiente para satisfacer la demanda nacional. Tan solo la energía solar representa el 50% del potencial de las energías renovables con las que cuenta la nación. Guillén comenta que, en promedio, el país cuenta con 5.5 horas pico del sol al día, lo que le permite aprovechar este recurso natural en pro del ahorro energético.
El sector privado ha mostrado su capacidad para impulsar proyectos y tecnologías limpias, pero su desarrollo se ve obstaculizado por la falta de regulaciones adecuadas e inexistencia de incentivos fiscales. Adicionalmente, es necesario facilitar la conexión a la red de los sistemas autónomos que se ofertan.
Mientras tanto, los venezolanos siguen adaptando sus actividades a la falta de energía eléctrica. Ya se ha hecho común el uso de electrodomésticos como lámparas, cargadores de teléfono, ventiladores, entre otros, que funcionan con paneles solares pequeños para tener una alternativa durante los horarios de racionamiento.
Algunas familias que cuentan con mayores recursos económicos han logrado instalar en sus residencias sistemas fotovoltaicos autónomos. Otros con menos recursos van sorteando a diario las complicaciones que se generan por los racionamientos. Como si se tratara de un asunto trivial, los zulianos se preguntan en la calle ¿cuántas veces te llegó la luz el fin de semana? Pero la realidad, es que la situación cada vez se vuelve más complicada y difícil de manejar.
*Este texto fue producido con el apoyo de Climate Tracker América Latina.